• 19/07/2021

El invierno y las temperaturas más frías han quedado atrás. El verano ya ha llegado y con él las ganas de disfrutar del buen tiempo y del aire libre. Las horas de luz solar cada vez son más, lo que provoca que las ganas de salir aumenten y el buen humor aparezca.

Los cambios meteorológicos también afectan directamente a nuestra salud y pueden llegar a provocar depresión o ansiedad. Pero, ¿cómo afectan los cambios de estaciones a nuestra salud?

¿Sabías que la primavera es una de las estaciones que más afecta a nuestra salud? Descubre esto y mucho más a continuación.

Qué le ocurre a nuestro organismo

Antes de nada, vamos a explicar qué es lo que le ocurre a nuestro organismo cuando se producen los cambios de estación.

Y es que nuestro cuerpo tiene sus propios mecanismos de regulación que se descompensan cuando se producen cambios de temperaturas.

Uno de los factores que más condiciona nuestro organismo es el cambio de hora. La melatonina aumenta cuando la luz solar disminuye y al mismo tiempo se produce una disminución de serotonina, o lo que es lo mismo la hormona del humor.

Esta disminución provoca un cambio en nuestro humor y provoca que estemos más tristes.

¿Por qué estamos más saludables durante el verano?

Las temperaturas más cálidas ayudan al sistema inmunitario a luchar contra los virus, en cambio las bajadas de temperaturas tienden a debilitarlo, aumentando las posibilidades de contraer la gripe o resfriados, incluso puede llegar a generar problemas digestivos.

Pero los cambios que sufre nuestro organismo durante los cambios de estaciones no suelen requerir ningún tratamiento.

Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio de forma regular y dormir entre 7 y 8 horas, es el mejor remedio para ayudar a nuestro cuerpo a adaptarse.

En el caso de que el cansancio persista, los complementos vitamínicos son los mejores aliados para activarse.

Durante el verano y la primavera nuestra energía y vitalidad se multiplica e incluso nuestro estado de ánimo es más positivo y alegre. En cambio, cuando llega el invierno o el otoño solemos sentirnos más bajos de ánimo e incluso deprimidos.

Otoño - invierno

El invierno ya ha quedado atrás, las frías temperaturas y las pocas horas de sol han dejado algunos trastornos en nuestro organismo con los que nuestro sistema inmunitario ha tenido que lidiar.

Los resfriados y los procesos gripales ponen en jaque a nuestra salud durante estas estaciones y es que las bajas temperaturas aumentan la producción que hace nuestro organismo de monocitos, unos glóbulos blancos que se encuentran en la sangre y que tienen un enorme potencial inflamatorio.

Este estado inflamatorio podría explicar, al menos en parte, el aumento de problemas cardiovasculares o psiquiátricos que se observan durante los meses de invierno.

Con la llegada del otoño, las horas de luz solar se reducen y aunque la bajada de la intensidad de la luz puede producir una sensación de relajación, también provoca tristeza y melancolía.

Esto provoca que los pacientes con cuadro depresivo puedan sentirse aún más tristes cuando disminuyen las horas de sol y hay más oscuridad.

Lo más habitual es que cuando entramos en las estaciones de otoño e invierno, nos sintamos con menos energía, lo que a su vez provoca que un aumento en las horas de sueño, que el apetito se multiplique y se coma más.

Primavera - verano

La primavera trae con ella un aumento de las temperaturas, que se vuelven más cálidas.

Pero no todo son buenas noticias… la primavera trae con ella el temido polen, y es que durante esta época los casos de alergias se multiplican.

Es por ello, que el uso de antihistamínicos se dispara durante estos meses del año.

Este cambio es uno de los que más afectan a nuestro estado de ánimo y también al estado físico. De hecho, provoca la astenia primaveral.

Esta patología no está considerada como una enfermedad en sí pero presenta unos síntomas bastantes variados que van desde el cansancio y agotamiento sin una causa que lo justifique, a sentir tristeza, síntomas de depresión, irritabilidad inusual, falta de apetito, ansiedad o incluso problemas de sueño y dificultades en la concentración.

Pero no solo los cambios de temperatura afectan a nuestro organismo, el cambio de hora que se produce al inicio de la primavera también provoca un desequilibrio, ya que no nos permite adaptarnos poco a poco al aumento de las horas de luz solar.

En estos días, se recomienda dar algunos paseos y si es posible para tomar algo de sol. Estos hábitos harán que aumenten los niveles de serotonina, produciendo una mejora en el estado de ánimo.

Con la llegada del verano toca extremar la precaución para evitar que el sol dañe la piel y que las altas temperaturas nos deshidraten.